La caída libre continúa
Dos años después del golpe de Estado que desencadenó la espiral de enfrentamientos y represalias entre milicias rivales, la violencia sigue costando la vida a muchos centroafricanos. Aún hay casi un millón de desplazados y refugiados, muchos de ellos malviviendo lejos de los campos a los que llega con más facilidad la ayuda humanitaria. El desamparo y la pobreza van en aumento, mientras la actividad agrícola no puede desarrollarse con normalidad, y la ciudadanía está más dividida y más polarizada que nunca por efecto de la violencia sufrida.
Con poco más de
es uno de los países más pobres del mundo
Con una esperanza de vida de tan solo
Con un médico por cada 55.000 personas
y una comadrona para cada 7.000, se calcula que, de cada 1.000 niños nacidos, unos 130 no llegarán a cumplir los 5 años, víctimas de la malaria, el sarampión, la meningitis o la desnutrición.
Casi un millón de centroafricanos siguen lejos de su hogar por miedo.
Datos de marzo de 2015. Fuente: Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA)
La mayoría de los hospitales y centros de salud del país están destruidos o dañados.
Inicios del conflicto
Antigua colonia francesa, obtuvo su independencia en 1960. Desde entonces, República Centroafricana ha vivido con frecuencia períodos político-militares convulsos, con un golpe de Estado aproximadamente cada diez años.
2013 marca un antes y un después en la caída del país en el caos. Primero, con la toma del Gobierno por parte de la coalición armada Seleka entre marzo y abril, su ejercicio de poder despótico y los continuos abusos contra la población civil. Y después, con la consiguiente reacción de la población y la creación de los grupos de autodefensa denominados anti-Balaka, perpetradores ellos también de terribles abusos, especialmente contra la comunidad musulmana, a la que acusan de ser cómplice de Seleka.